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"La eutanasia le ha dado una razón para vivir"

Ana Estrada es la mujer peruana que logró que la Justicia de su país le reconozca su derecho a la muerte asistida, marcando un hecho sin precedentes en la jurisprudencia y derecho comparado.

Un juzgado de la Corte Superior de Justicia de Lima ordenó el pasado jueves al Ministerio de Salud de Perú respetar la voluntad de Ana Estrada Ugarte de poner fin a su vida a través de la eutanasia.

El tribunal consideró que en este caso se encuentran "afectados los derechos a la dignidad, autonomía, libre desarrollo de su personalidad y de la amenaza de no sufrir tratos crueles e inhumanos", por lo que estableció que no se aplique el Código Penal peruano -que prohíbe la eutanasia- para este caso para que no puedan ser procesados los profesionales de la medicina que intervengan en su muerte.

La psicóloga de 44 años padece polimiositis, una enfermedad rara, tratable pero incurable, que inflama y debilita los músculos voluntarios del cuerpo, aquellos que permiten los grandes movimientos de distintos huesos.

eutanasia
Ana Estrada en el 2018 decidió tatuarse

Hace unos cuatro años tuvo que renunciar a su autonomía y unas enfermeras la cuidan 24 horas al día.

Ana tiene un blog, donde escribe desde su cama y al contrario de lo que gente piensa ella no está deprimida. Con su blog ha llegado a muchísimas partes del mundo, a gente que ni siquiera conoce personalmente, muchos de sus seguidores le dan palabras de aliento y una sensación de satisfacción plena como si estuviera volando por el mundo.

Ella define el concepto del suicidio como [algo] autodestructivo. Pero en su caso es completamente diferente. Esto se trata del amor por la vida, de libertad. Yo amo tanto la vida que una vida sin libertad no es vida. Ella manifiesta que para ella la Libertad, es eso su derecho a decidir sobre su cuerpo y su muerte asistida, para evitar su sufrimiento y el de su familia.

En 2015, la polimiositis le alcanzó los músculos que intervienen en la respiración y Ana acabó en cuidados intensivos. Después de seis meses, volvió a casa con una traqueostomía y una gastrostomía (sondas en la tráquea y en el estómago, respectivamente, para poder respirar y comer).

El único momento de su vida que ha estado deprimida, fue en 2016, después de la traqueostomía. Lo había perdido todo. Lloraba todos los días.

Es importante destacar, que tenemos el derecho a una vida digna, que es un derecho constitucional. Y para mí, tener una vida digna es tener libertad, autonomía, decisión sobre ti mismo.

La Defensoría del Pueblo de Perú asumió en noviembre la defensa de Ana Estrada y presentó una acción de amparo contra el Ministerio de Salud y el Seguro Social de Salud (EsSalud) para que le permitan someterse a la eutanasia.

"Tenemos derechos como la dignidad de la persona, el derecho a no sufrir tratos crueles e inhumanos y la autonomía para decidir nuestro derrotero vital. La conjunción de estos derechos nos conducen al derecho a la muerte digna", le dice Walter Gutiérrez, el defensor del Pueblo de Perú, a BBC Mundo.

Lo cierto es, que el caso de Ana Estrada abre la puerta a la muerte asistida en Perú, dado que una corte de Perú ordenó este jueves, 25 de febrero de 2021, "respetar" la decisión de Ana Estrada Ugarte, que padece una enfermedad incurable y progresiva, de poner fin a su vida con asistencia médica.

Ana expresa, “Quiero tener el control de mi tiempo, de mi cuerpo, de poder elegir cuándo morir, porque se trata de la libertad de elegir. La libertad de elegir es un tema relacionado a la vida, para mí. Por eso digo que, de alguna manera, yo estoy luchando por mi vida, por la vida que quiero para mí. [La enfermedad] sigue avanzando y no quiero llegar al sufrimiento, así que lo que quiero simplemente es tener la libertad de elegir cómo, cuándo. Les pedía [a mis padres] "ayúdenme a morir". Imagínate pedirles eso a los papás. Y se lo pedía como reclamando.

Su familia le apoya, e incluso han invertido tiempo y dinero en abogados. Ana expresa “Lo que aprendí de mi familia y de los que me quieren es que no existe mayor gesto de amor que el de apoyar al ser amado a morir cuando ya no hay de más que se pueda hacer, pienso que ese es un gesto de desprendimiento.

Estamos a la primera sentencia sobre este sensible tema en Perú. En ella, el 10º Juzgado Constitucional de la Corte Superior (de Apelaciones) de Lima ordenó al Ministerio de Salud y al Seguro Social de Salud "respetar la decisión" de Ana Estrada Ugarte, de 44 años, "de poner fin a su vida a través del procedimiento técnico de la eutanasia".

En Perú, la voz a favor de la eutanasia tiene nombre propio: Ana Estrada, la primera persona en reclamar su legalización de manera pública. Estrada es una psicóloga que sufre desde los 12 años poliomiositis incurable y progresiva. Su enfermedad se complicó a partir de 2015 y ahora permanece en cama casi todo el día y necesita asistencia permanente.

Mientras tanto, la sociedad peruana parece estar divida en torno a la muerte asistida. Este país es profundamente conservador donde la muerte asistida, es tipificada como homicidio piadoso, y está criminalizada con hasta tres años de cárcel para los médicos.

En marzo 2015, el Congreso presentó un proyecto de ley para despenalizar esta figura e implementar la eutanasia, aunque no se aprobó. "Que no exista una ley no significa que el derecho no esté ahí. Hay un derecho, pero falta la ley. En ese entonces, el 52% de los limeños se manifestó a favor del procedimiento y el 40% en contra, según una encuesta elaborada por Ipsos Apoyo para el diario El Comercio.

Pero en el caso de los enfermos terminales en estado vegetal, el 63% apoyó la eutanasia y el 32% la rechazó. Entre otras cuestiones, los que se oponen a la eutanasia temen que abra la puerta "a que cualquier persona sin ganas de vivir, aunque sana" pueda acceder también a la muerte asistida, como recoge una columna de Daniela Meneses, publicada en febrero en El Comercio.

¿Qué dice Ana del fallo?

El día que se apruebe mi derecho va a ser el mayor logro de mi vida. Mi propósito de vida.

La eutanasia y el suicidio asistido son ilegales en Perú. El Código Penal peruano sanciona con hasta tres años de cárcel el "homicidio piadoso" de un paciente incurable. Ahora queda esperar la ejecución del fallo y ver la reacción ética de los médicos del procedimiento, entiéndase por procedimiento a la acción de un médico de suministrar de manera directa (oral o intravenosa) un fármaco destinado a poner fin a su vida.


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