Los carcinoma tipo I por lo general ocurren en mujeres más jóvenes y son menos agresivos, la diabetes, la hipertensión arterial, alguna vez considerados factores de riesgo para el desarrollo de este tipo de cáncer, ahora se considera que son factores derivados de la obesidad, y por lo tanto, no son factores de riesgo independientes. La obesidad y una historia familiar, permanecen como dos de los factores de riesgo más importantes.
El carcinoma de endometrio (tipo I), se presenta en mujeres pre o perimenopaúsicas y también se asocia con el hiperestrogenismo, generalmente esta neoplasia es precedida por lesiones endometriales precancerosas; a diferencia de los carcinoma no endometriales (tipo II) se presentan en mujeres mayores y en un contexto de atrofia.
La mediana de edad de las pacientes al momento del diagnóstico fue de 63 años. Aproximadamente el 40% de las pacientes con cáncer endometrial tienen factores de riesgo específicos tales como la excesiva estipulación estrogénica u obesidad. Estas pacientes generalmente desarrollan cáncer de endometrio a partir de una hiperplasia endometrial.
Actualmente la clasificación aceptada para las hiperplasias endometriales tanto por la Sociedad Internacional de Ginecopatólogos, como por la Organización Mundial de la Salud se basan en el esquema de Kurman y colaboradores, el cual divide las hiperplasias tomando en cuenta las características celulares, típicas o atípicas. Como resultado, tenemos una clasificación con cuatro categorías: hiperplasia simple (HS), hiperplasia compleja (HC), hiperplasia simple con atipia y la hiperplasia compleja con atipia (HCA). Como dato digno de resaltar es que cuando en un legrado uterino se encuentra HCA, la coexistencia con adenocarcinoma en el espécimen de histerectomía puede ser del 40%. La clasificación de la OMS de 1994 fue revisada en 2003, eliminando la categoría de hiperplasia endometrial simple atípica, dejando las de hiperplasia simple, compleja y atípica. Sin embargo, dado el impacto científico del sistema EIN, en 2014 la OMS propuso una clasificación dual de ‘sin atipia’ y atípica, estableciendo la diferencia entre benigna y premaligna (hiperplasia endometrial atípica / neoplasia intraepitelial endometrioide), con base en la atipia citológica. Esta clasificación reporta ‘EIN’, lo que puede crear confusión, porque no está claro si hace referencia al sistema EIN mencionado anteriormente (aunque la clasificación de la OMS de 2014 no está bien integrada con los criterios de EIN). Existen dos grande categorías de cáncer endometrial, los carcinoma tipo I o endometroides, que se asocian con niveles elevados de estrógenos y los tipo II, que por lo general no se relacionan con eventos hormonales.
El adenocarcinoma de endometrio de bajo grado afecta a mujeres posmenopáusicas, se asocia típicamente con hiperplasia endometrial preexistente o concomitante. Las mujeres premenopáusicas también pueden desarrollar cáncer de endometrio, sin embargo, la mayoría de ellas tienen evidencia de estimulación estrogénica excesiva (obesidad, diabetes, síndrome de ovario poliquístico).
Algunas de las características microscópicas es que el útero está aumentando en tamaño y la cavidad uterina está distendida por la presencia del carcinoma. El revestimiento endometrial está engrosado y se observan proyecciones polipoides hacia la cavidad uterina, en muy raras ocasiones el carcinoma de endometrio invade el miometrio sin tener un componente intracavitario.
En relación a las características microscópicas, el aspecto clínico más relevante es el evaluar la invasión al miometrio en el útero correspondiente. El aspecto de complejidad arquitectural que se observa en las proliferación glandulares de bajo grado puede dividirse en tres grupos de riesgo, si se toma en cuenta tres patrones arquitecturales básicos: 1.- Glándulas pequeñas “empaquetadas". 2.- Macroglándulas (cinco veces más el tamaño de una glándula normal). 3.- Papilas expositivas.
El adenocarcinoma endometrioide de grado 3 de la FIGO presenta un patrón sólido, trabecular, en nidos que pueden asemejar un carcinoma epidermoide poco diferenciado, por ello la diferenciación glandular es focal. El carcinoma seroso muestra una morfología papilar, pero los patrones que predominan son el glandular y sólido, donde las células muestran una atipia acentuada.
Es de resaltar que el adenocarcinoma de endometrio no es típicamente una enfermedad hereditaria. La predisposición genética se observa en el 10% de las pacientes, el 5% de estos casos se asocian con el síndrome de Lynch, identificar a estos pacientes es de gran utilidad ya que se les puede proponer un tamizaje adecuado, cirugía profiláctica, entre otros.
Ref. González Mariño MA. Comparación entre las clasificaciones de hiperplasia endometrial. Revisión sistemática y evaluación de calidad. Rev Peru Ginecol Obstet. 2021;67(4). DOI: https://doi.org/10.31403/rpgo.v67i2360
Comments